LimeWire y la Mafiosa Conspiración

Hace tiempo que seguimos el «culebrón P2P«, una serie de apasionantes relaciones amor-odio que hace las delicias de todos los adictos a la tecnologí­a.

El último capí­tulo se pudo ver ayer en los Tribunales de Justicia del Distrito Sur de Nueva York, que recibió la contestación de LimeWire a la demanda presentada por las Discográficas (Sony BMG, Virgin, Warner, etc.) por violación de sus derechos de propiedad intelectual. En la contestación, los demandantes han reconvenido (counter-claim), es decir, han denunciado también a las discográficas en base a, según ellos, varias prácticas ilí­citas.

Obviamente, LimeWire niega todas las acusaciones que realizan las discográficas, alega que ellos simplemente son desarrolladores de un software de código abierto de P2P y que, de hecho, no tiene capacidad de controlar lo que pasa por sus redes porque su servicio es puramente descentralizado. Además, dicen, que los usuarios de LimeWire intercambian archivos a su entera responsabilidad. Curiosa defensa, sobretodo después de que este tema quedase más o menos claro en la sentencia del caso Grokster; parece que la defensa de LimeWire cree que se le puede sacar más «chicha» a esta argumentación, o convencer de nuevo a los jueces, quién sabe.

Además, realiza afirmaciones un tanto contradictorias como que «a lo largo de los años, la industria discográfica ha obtenido grandes beneficios, no directamente por la propiedad de copyrights, sino por el control sobre la venta y distribución de productos fí­sicos (por ejemplo, discos, casetes de audio y CD’s)«. Bueno… en fin, es evidente que el mero hecho de ser titular de un bien protegido por derechos de autor no te va a hacer rico, ese bien debe ser comercializado de alguna u otra forma. Pero sí­ creo que es un error la frase final, la industria no vende productos fí­sicos como lo hace la industria electrónica, las discográficas venden contenidos, los cuales se comercializan a través de soportes, pero lo que da verdadero valor al producto en sí­ no es el soporte si no la obra allí­ registrada, no es el continente sino el contenido.

Es decir, se puede discutir el abuso de la Industria en los últimos años, su polí­tica de precios, sus contratos leoninos con los artistas, o sus (a veces) prácticas concertadas, pero veo demasiado simplón confundir soporte con obra, y más aún para ser utilizado en un escrito de reconvención.

Pero lo que realmente me ha sorprendido es otro frente de batalla que ha abierto LimeWire contra la Industria, ya que le acusa de conductas mafiosas, fraude a los consumidores, y otros cargos más o menos creativos. En el párrafo 26 dicen:

«goal was simple: to destroy any online music distribution service they did not own or control, or force such services to do business with them on exclusive and/or other anticompetitive terms so as to limit and ultimately control the distribution and pricing of digital music, all to the detriment of consumers.»

Y además acusa a otras redes P2P por sumarse a estas prácticas mafiosas, como es el caso de iMesh que sucumbió a las «cease and desists letter» de la RIAA, y que han adquirido licencias por parte de discográficas:

«…iMesh’s and the RIAA’s goal is to have these P2P companies concede, under the thread of expensive litigation, to sell their assets for essentially nothing, with the promise of a «get out of jail free card» from the RIAA. In turn, the P2P company must simply turn-over its userbase (which is the single largest asset typically) to imesh so they can then force a conversion to the iMesh platform which, in turn,will lead to huge profits to iMesh and, of course, the Major Labels.»

Según LimeWire, todo este proceso que se inició con la sentencia condenatoria en el caso Grokster no es más que una «gran conspiración» por parte de la RIAA para acabar con la innovación.

Espero con impaciencia la sentencia del caso, si no llegan a un acuerdo antes, claro.

Texto de la contestación a la demanda aquí­.

9 Comments

  1. Uy, parece la contestación tipo denuncia pública a la desesperada porque viendo que van a perder al menos se dan a conocer y chillan un poco, porque jurídicamente lo veo flojillo.

  2. Supongo que este tipo de demandas también abrirá la puerta en EEUU para ir contra toda la industria automovilística. Porque nadie negará que fabrican coches a sabiendas que se pueden superar con ellos los límites de velocidad muy sobradamente, y que con ello consiguen ganar más dinero vendiendo coches más caros que si vendieran «panditas».

  3. El argumento de que lo que se vende es el «contenido» tipico de la SGAE convence a muchos, pero no, la industria lo que vende son «soportes». Pueden decir misa y convencer a muchos pero esa es la verdad: venden discos. Unos soportes que simulan mediante medios tecnicos la «obra» real: la música. Lo registrado, el famoso «contenido» no es mas que una reproduccion por medios digitales o analógicos de la»obra». La música es otra cosa, muy distinta a lo que nos vende la industra. La múscia solo cobra sentido en directo.

    Como dice el antiguo koan del zen: si un arbol cae en mitad de un bosque y mo hay nadie para escucharlo ¿emite algun sonido?….. ¿Existe la música si nadie la escucha?

  4. Bueno, no es un argumento de la SGAE, parece como si esta entidad de gestión fuese el referente en temas de P.I. en España, pero te puedo asegurar que nada más lejos de la realidad.

    Arkham, discrepo totalmente contigo, las Discográficas venden contenidos y no soportes. Lo que realmente otorga un valor adicional al intrínseco del soporte es lo que éste lleva grabado; es indudable que si Emi Music sacase al mercado un «soporte» sin contenido, no lo compraría nadie o; lo verdaderamente importante es la grabación. De hecho, actualmente, la industria discográfica puede seguir subsistiendo sin necesidad de soporte, gracias a las ventas por Internet que carecen del mismo, lo que es una prueba más de esta afirmación.

    Y puestos a filosofar ¿Qué es la música para el ser humano, sino un conjunto de vibraciones en el tímpano que llegan al oído interno para generar señales nerviosas que el cerebro interpretará posteriormente? Con todo mi respeto, la música es música y yo, antes de llegar a mi despacho, he venido escuchando música por la calle, he estado escuchando una obra musical (si os pica la curiosidad, he venido escuchando «Música para los Amigos«, de Calle 54 Records, la discográfica de Fernando Trueba, al que tuve el gusto de conocer ayer) y esta obra sigue siendo obra, sin importar que sea interpretada en directo, que sea plasmada en partituras o que sea grabada en fonogramas.

    Para mí, la música existe desde que es creada, es decir, desde que el autor la concibe en su mente y la exterioriza en el mundo real, sin importar el número de personas que acceden a la misma. La verdad que la cita es hermosa, pero no creo que sea aplicable a la música.

  5. No lo entiendo, si lo que venden es el contenido, ¿porque ponen tantas pegas al cambio de formato? Si tu ya posees el contenido no debería haber ningún problema en que lo conviertas a mp3, ¿o si?.

    Si el contenido es tuyo la discográfica puede decir misa, si es mio hago lo que me da la gana, si yo me compro una mesa en el Ikea para hacer fuego (convertirla a humo en definitiva) Ikea no puede protestar de nada, yo he pagado la mesa, por lo tanto la mesa es mía y hago lo que quiero. Si yo no puedo hacer lo que quiera con el contenido entonces es que no es mio.

    La situación actual parece que es la de que se paga por una especie de «licencia/permiso» de «acceso» al contenido, pero en realidad tampoco es así, ya que si lo que yo pago es el «permiso» a escuchar el contenido de un cd en concreto que no quieren que transforme de formato entonces deberían de proporcionarme una copia en cinta para la radio del coche si aun es de cinta, y otra en mp3 para mi reproductor. Después de todo ya he pagado por ese «acceso», ¿no?.

    En realidad no se porque pago (ni porque, ni para que).

  6. Arkham, discrepo totalmente contigo, las Discográficas venden contenidos y no soportes. Lo que realmente otorga un valor adicional al intrínseco del soporte es lo que éste lleva grabado; es indudable que si Emi Music sacase al mercado un “soporte” sin contenido, no lo compraría nadie o; lo verdaderamente importante es la grabación. De hecho, actualmente, la industria discográfica puede seguir subsistiendo sin necesidad de soporte, gracias a las ventas por Internet que carecen del mismo, lo que es una prueba más de esta afirmación.

    Andy, esta claro que la industria nos quiere convencer de eso!!!! Nos dicen no, no vendemos soportes, vendemos contenido, y gracias a eso te pueden cobrar por venderte aire.

    La primera caida fue del vinilo al cd. Con la excusa -falsa- de que se oye mejor abandonaron este soporte sin ningun remordimiento. Abarataron costes de produccion y sus beneficios subieron como la espuma ya que volvieron a vender lo mismo otra vez en el nuevo formato. De vender vinilos que son autenticas obras de arte pasaron a vender esos horribles trozos de plastico llamados CDs. mucha gente fue al paro, el abaratamiento de costos y los veneficios no se reflejaron en el consumidor, pero nadie se quejo. Y poca gente recuerda aquellos tiempos salvo algunos nostalgicos como yo.

    Y ahora nos plantean la caida definitiva, por el mismo precio que un CD te venden nada, unos archivos MP3, coste 0 para ellos y nada para m y la nueva excusa es que venden «contenidos» ya que el sonido esta vez si que obviamente es mucho peor. Yo por ahí si que no paso.

    no no, horrible mundo el que nos planteas Andy, yo me bajo.

  7. Cuando compras un disco, tú no estás adquiriendo la obra en sí, sino una copia que te permite disfrutar de la misma en casa, en el coche, o en cualquier otro sitio, pero que no te permite reproducir, distribuir, o comunicar públicamente la misma, en definitiva, explotarla de una u otra forma.

    Jorge, en muchas ocasiones se suele comparar la música, las películas, etc. con una silla, un coche o una mesa, cuando creo yo que son cosas completamente diferentes, para empezar, porque las primeras son inmateriales, mientras que las segundas no. Cuando tú compras un CD, al igual que cuando compras una mesa, puedes hacer con el CD lo que quieras, lo puedes quemar, lo puedes colgar en el retrovisor del coche o lo puedes revender (ojo, el original, no una copia del mismo), pero todo ello es del CD y no de la obra que hay en éste. Es lo mismo que el ejemplo que tú pones de la mesa, la puedes quemar, etc. pero, si esa mesa de Ikea está protegida por diseño industrial, no tendrías derecho a hacer una copia de la misma y venderla en tu tienda de carpintería. Una cosa es el objeto físico, el bien material, y otra la obra inmaterial recogida en la misma. Esta distinción no es fácil de ver e incluso muchos profesionales del derecho se suelen equivocar con cierta frecuencia, pero desde mi punto de vista creo que tiene sentido.

    Sobre lo de permitirte hacer copias para cambio de formato, estoy completamente de acuerdo contigo. Muchos pensarán que soy pro-Industria, pero no es así, si lees un poco otros post verás como «meto caña» a las discográficas por las restricciones que tienen hoy en día los DRM. Hombre, no hasta el punto de darte una cinta de cassette al comprar un CD, pero vamos, sí permitirte hacer dicha copia.

    Arkham, a mí la industria no me tiene que convencer de nada, habrás comprobado que mi punto de vista no sigue ni las doctrinas de las Entidades de Gestión ni la de los neo-liberales radicales, es mi punto de vista personal.

    Es cierto que la Industria se ha aprovechado de los avances tecnológicos para imponer nuevos estándares que les generasen cuantiosos beneficios, es no te lo voy a negar porque es así, aunque también es cierto que, aunque muchos pensamos que el vinilo está cerca de la excelencia audiófila, la verdad es que el gran público, el 99% por cierto de la ciudadanía cree que es más cómodo un formato como el CD o peor aún, el MP3. Como dices tú, «esos horribles trozos de plástico», no lo son tanto para una gran parte de los consumidores.

    La música contenida en archivos MP3 no tienen un coste cero. Crear una obra musical, con sus horas de composición, grabación, arreglos, edición, masterización, promoción, etc. vale lo mismo lo incluyas en un vinilo o en un archivo MP3. El coste de producción del disco no varía en absoluto, lo que sí lo hace es el coste de fabricación del soporte de la copia que estará a disposición del público. Evidentemente es más barato poner esa música en un archivo MP3 que en un disco físico, pero no estoy de acuerdo en que el coste sea 0, será menor, pero no 0.

    No pensaba que mi postura fuera tan apocalíptica, por lo menos para algunos 🙂

  8. Bien, si entonces tengo comprado el «derecho» a escuchar el contenido entiendo que yo mañana puedo ir a una tienda de musica con mis cintas de casette originales para que me vendan el cd de musica correspondiente al precio de coste, esto es, unos 60 centimos de euro tirando por lo alto, despues de todo ya tengo pagadao ese derecho, ¿no?, tampoco lo estoy pidiendo gratis, que entiendo que tiene unos costes.

    Se muy bien la diferencia entre los bienes materiales y los mal llamados bienes inmateriales, tan solo lo ponia como ejemplo para demostrar que en realidad al pagar por un cd no estas comprando nada, simplemente eso. De tus 20 euros del precio del cd 60 centimos es lo que compras y los 19,40 euros restantes son la «licencia» de acceso al contenido musical que es tan fragil como el cd mismo, ya que si voy con uno deteriorado a la tienda y ofrezco pagar los 60 centimos estoy seguro que no me lo cambian.

    Sigo sin saber ni porque ni para que se paga.

  9. La excusa de que te venden el contenido estaría muy bien si se pudiera hacer el cambio de formato pagando simplemente el coste del soporte nuevo, como bien comentaba Jorge. Ya que en realidad no se hace así, se demuestra que no es más que una excusa para sacarnos el dinero.

    Sí es cierto que, como comenta Andy, el contenido es lo que da valor al CD. Pero ese argumento en manos de la discográfica pierde todo su valor, precisamente por sus prácticas.

    Durante muchos años la industria discográfica tuvo los medios exclusivos para tomar el pelo a sus consumidores (¿por qué los CDs eran más caros que las cassettes, cuando eran mucho más baratos de fabricar?). Ahora la tecnología ha hecho posible que seamos los consumidores los que tenemos la sarten por el mango. ¿Sabrán adaptarse?

    PD. Y sí, también coincido en que la contra-demanda de Limewire parece una pataleta. Aunque en el fondo tengan razón: ellos sólo han hecho un software P2P, una herramienta que como todas se puede emplear bien o mal. Pero el delito lo comete el que la utiliza, no el fabricante.

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