La Adaptación de las Entidades de Gestión

Llevo unos dí­as con un asunto en la recámara del que quiero hablar, y es la adaptación de las entidades de gestión al nuevo entorno digital.

Las Entidades de Gestión, según el artí­culo 147 de la LPI, son entidades sin ánimo de lucro (pero con ánimo recaudatorio, y esto lo añado yo) que gestionan los derechos patrimoniales de sus asociados, todos ellos titulares de derechos de propiedad intelectual. La ley también presupone algo que hasta hace poco tiempo era cierto, que era la gestión de la universalidad del repertorio, es decir, hasta hace unos años se podí­a decir que las entidades de gestión administraban el 99,99% de las obras que se explotaban públicamente, proporción que se ha puesto en entredicho en algún que otro juicio.

Leí­ el otro dí­a que, aprovechando el MIDEM, la feria más importante de la industria musical, SGAE y SACEM (su equivalente francesa), habí­an firmado un acuerdo por el que pondrí­an en común su repertorio de obras para, posteriormente, otorgar licencias en el ámbito digital y de telefoní­a móvil.

Esta alianza responde a dos problemas de las entidades de gestión: por un lado la preocupación de la Comisión Europea por el monopolio de facto de las EE.GG. en sus respectivos paí­ses, y por otro, la paulatina pérdida de la gestión universal de las obras.

Las entidades de gestión saben que, aunque no lo desean, en el futuro deberán competir entre ellas en un entorno europeo y que, a pesar de que por el momento sólo conceden autorizaciones para sus respectivos paí­ses, la Comisión Europea les terminará imponiendo concesiones para autorizar su repertorio en todos los paí­ses de la Unión Europea.

Todos estos movimientos me generan muchas cuestiones, por ejemplo, en qué estado van a quedar los contratos de reciprocidad (por los que dos entidades acordaban gestionar en su territorio sus respectivos repertoiros), y cómo van a gestionar los derechos a partir de ahora.

Me parece positivo que a partir de ahora, los autores podrán elegir la sociedad que le ofrezca más rapidez, precisión y transparencia (aunque conozco muchos casos de autores españoles cuyos derechos los gestionan otras entidades de gestión europeas), pero está por ver si los consumidores, gracias a este acuerdo, podrán decidir con qué entidad de gestión contratarán o si las mismas compiten con precios diferentes.

Aunque es siempre positiva la existencia de competencia en un mercado globalizado, para el sector de las entidades de gestión yo siempre he defendido la situación de monopolio de cada una de ellas (sabiendo a lo que me expongo) por mera economí­a de gestión. La existencia de varias entidades de gestión implicará el aumento de los costes fijos en la administración de los derechos, lo que redundará en el autor, que percibirá una cuantí­a menor. En una situación como la actual, con una única entidad de gestión, los costes fijos serán menores, por lo que los autores recibirán una remuneración mayor. No hay más que ver el ejemplo americano (con ASCAP Y BMI, por motivos de anti-trust) y el ejemplo europeo, con entidades de gestión más fuertes y autores con remuneraciones mayores. Aunque lo cierto es que, como siempre, una situación de equilibrio serí­a lo idóneo.

Además, en Cannes, se ha anunciado que más de 150 autores se han beneficiado de la fórmula de autoproducción de la SGAE, fórmula de la que ya hablé aquí­ hace casi un año. En la nota de prensa de Portal Latino se anuncian las bondades y beneficios de este sistema..

7 Comments

  1. El ejemplo de esa incipiente compentencia entre Entidades de Gestión Europeas lo tienes en que, desde hace tiempo, las grandes discográficas negocian sus derechos de reproducción mecánica para discos de artistas españoles con otras entidades de gestión que no son SGAE (aunque por reciprocidad los derechos de autor se gestionen a través de SGAE).

    Respecto a los acuerdos de reciprocidad supongo que desapareceran dentro de la UE pero se mantendrán con el resto de paises.

  2. No creo en la competencia de las entiades de gestión por la captación de nuevos usuarios. En un entorno de competencia real entre ellas, el único perjudicado será el titular de derechos afiliado a la entidad, ya que en la competencia voraz por captar nuevos usuarios, las entidades no tendrían más alternmativas que bajar los «precios» que cobran por otorgar las licencias, lo que se traduce en menos recaudación y por ende menos dinero para el bolsillo de los autores, artistas, etc.

  3. Lo que yo no veo es que se conceda un monopolio a una entidad privada. Según mi opinión sólo hay dos alternativas válidas:
    РEntidades privadas en libre competencia, y que el autor elija a qui̩n afiliarse
    – Agencia ministerial encargada de recolectar los derechos de los autores y repartirlos. ¿Esto se hace en Portugal, no?

  4. Sí, I.D., desde hace un tiempo se está viendo esa paulatina competencia entre las entidades, aunque ellas no lo quieran. Si desaparecen los contratos de reciprocidad como tales, supongo que empezarán a surgir alianzas entre todas las entidades de gestión europeas.

    Pipi, estoy de acuerdo contigo, la existencia de competencia iría en perjuicio de los autores, aunque en beneficio de los que necesitan autorización de estas entidades; a día de hoy, los precios que marcan las entidades han sido considerados no abusivos por el Tribunal de Defensa de la Competencia, aunque en la práctica, y en el día a día de la profesión, me he encontrado con alguna que otra tarifa de alguna entidad de gestión que realmente te entraban ganas de no explotar la obra.

    Pululante, las entidades de gestión no tienen un monopolio concedido, NO se ha concedido (por parte de la Administración) un monopolio a una entidad privada; el ejemplo es que DAMA gestiona los mismo derechos que SGAE (directores y guionistas de cine y televisión). Aunque la libre competencia es siempre positiva, en este caso creo que implicaría incrementar demasiado los costes fijos de gestión, lo que finalmente redundaría en un menor ingreso a favor de los autores. Económicamente, la existencia de competencia perjudica a los autores, motivo por el cual creo que sólo Brasil y EE.UU., tienen entidades que compiten entre ellas.

  5. Andy, respecto de la competencia y los costes de gestión. ¿qué economías de escala se han aplicado en la gestión?

    Es decir, en teoría ahora se recauda más y mejor, con muchos más medios (informáticos fundamentalmente) pero los porcentajes por la gestión no se han reducido. Se aplica un porcentaje fijo se recauden 100 o 1000. El argumento de la concentración no deviene en mejor gestión sino en mayor corrupción.

    No existe un monopolio sino un oligopolio controlado por el ministerio de Cultura, que es quien tiene la competencia para decidir sobre la creación de las entidades, autorización previa.

    No se, en todo esto hay mucho dinero, y el menor de los problemas son los costes «justificables», los «otros costes» serán siempre problemáticos.

    Un saludo.

  6. «Aunque la libre competencia es siempre positiva, en este caso creo que implicaría incrementar demasiado los costes fijos de gestión, lo que finalmente redundaría en un menor ingreso a favor de los autores. Económicamente, la existencia de competencia perjudica a los autores, motivo por el cual creo que sólo Brasil y EE.UU., tienen entidades que compiten entre ellas.»

    Bien, pues entonces que sea una agencia ministerial la que haga las funciones, pero no una entidad privada como dices:

    «yo siempre he defendido la situación de monopolio de cada una de ellas (sabiendo a lo que me expongo) por mera economía de gestión»

    Claro, seguro que Telefónica (y sobre todo sus dirigentes, como pasa con la $GAE) vivía mucho mejor cuando era monopolio, y Campsa, y etc. Todo ello por mera economía de gestión: no se tenían que preocupar de gestionar bien.

    A ver si resulta que el capitalismo vale para todo menos para prestar un servicio a los autores, que es justo lo que se supone que hace una sociedad de gestión.

  7. Bien, pues entonces que sea una agencia ministerial la que haga las funciones, pero no una entidad privada como dices:

    Ok, estaría de acuerdo, aunque viendo la pasividad de determinadas instituciones públicas, no sé hasta que punto los autores preferirían que les gestionase una entidad pública o privada.

    A ver, es evidente que al igual que creo que en general es más beneficioso tener entidades únicas que gestionen determinados derechos, también creo que se deben vigilar muy de cerca para evitar abusos.

    La existencia de varias entidades de gestión beneficia al mercado porque le dota de competencia, pero, en este caso creo que los inconvenientes son más que las ventajas: los costes de administración de las entidades son más o menos fijos, les da igual gestionar y controlar 60.000 socios que 30.000, las infraestructuras de agentes, comerciales, etc. para «vigilar» dónde se explota su repertorio va a ser la misma tengan 1 obra o un millón, por lo que los precios a bares, discotecas, etc. serán también los mismos. Así si, como en EE.UU., hay más de una entidad de gestión, los consumidores de música (bares, discotecas, etc.) deberán obtener autorizaciones de más de una entidad, lo que implica pagar más.

    Muchas veces me llegan propietarios de bares que me dicen que han recibido una carta de AIE-AGEDI para que le paguen por la música que ponen, y ellos me dicen que ya pagan a SGAE por poner música, cuando en realidad sólo está pagando a los autores y la reclamación de AIE-AGEDI es más que legítima. Si ya es engorroso tener que pagar a SGAE por un lado y a AIE-AGEDI por otro, imagínate que hay tres entidades de autores, dos de artistas, y otras tres de productores. Cada bar debería pagar a 8 entidades diferentes, con el incremento de costes que eso supone para el dueño del bar y para sus clientes.

    Claro que todas estas entidades podrían «unirse» y gestionar sus derechos juntos con una red de comerciales, agentes, etc., lo que a la larga sería un inevitable monopolio.

    En definitiva, claro que en una sociedad capitalista los monopolios deben ser evitados, pero en determinados casos, como éste, sinceramente creo que es mejor la existencia de una única entidad, aunque altamente vigilada por las administraciones públicas.

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