Abogados 2.0

Dentro de unos dí­as, se celebran en Madrid las elecciones para la renovación de los cargos de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid, o lo que es lo mismo, a partir del 14 de diciembre, el colegio de abogados con mayor número de colegiados de nuestro paí­s tendrá un nuevo decano. Las candidaturas son varias, con 7 candidaturas conjuntas y 3 individuales, entre las que se encuentra la de D. José Mariano Trillo-Figueroa Martí­nez-Conde, hermano del ex-ministro Federico Trillo y auto-proclamado letrado de «El Solitario».

De entre el resto de candidaturas, destacan la del Equipo Cremades (liderada por Javier Cremades, de Cremades y Calvo-Sotelo), la de Antonio Hernández-Gil, y la de Julio Garcí­a Ramí­rez, todos ellos con programas electorales basados en varios puntos coincidentes:

– Un estudio de las cuotas colegiales para, en su caso, disminuirlas si se considerase apropiado (en este punto, Cremades se muestra positivo, mientras que Hernández-Gil es más escéptico).

Turno de Oficio: piedra angular en todas las convocatorias por la grave precariedad (según muchos) de este servicio.

Recuperación de prestigio: es indudable que en nuestro paí­s la figura del abogado está completamente desprestigiada, situación muy diferente a otros paí­ses como Alemania o EE.UU., donde el abogado es valorado positivamente por la mayorí­a de la sociedad.

Trato respetuoso en los Juzgados: raro es el letrado que no ha tenido una o repetidas experiencias desagradables en los tribunales debido a la falta de respeto del personal del mismo, ya sean funcionarios o jueces.

Formación, con la potenciación del Centro de Estudios del Colegio.

De entre todos los candidatos, el Equipo Cremades se ha caracterizado por el acercamiento a los colegiados y por la utilización de herramientas de la sociedad de la información para transmitir su propuesta, lo que indica un claro objetivo de modernizar la imagen de un colectivo que, se mire por donde se mire, huele a antiguo.

Diego Solana, abogado de Cremades y Calvo-Sotelo, me invitó a conocer el programa de este equipo, que cuenta entre sus filas a personas con perfiles muy diversos. Para este fin, Javier Cremades lleva unas semanas reuniendo en su casa a grupos de abogados para conocer de primera mano la experiencia de cada uno de ellos con el Colegio y para presentarles su programa electoral. Por lo que nos contó anoche, parece que la palabra que define el trato de los abogados de Madrid con su colegio es «nulo» (lo cual suscribo). Ello contrasta con la sensación de los abogados de otros paí­ses, que en muchos casos se sienten orgullosos de pertenecer a su colegio, algo que sin duda no ocurre aquí­.

Viendo que los programas de los tres candidatos principales son muy similares, creo que son las percepciones las que van a hacer que me decida por votar a uno u otro candidato. Le comenté a Javier que creo que es imperativo un cambio de imagen con una vertiente tanto interna como externa, es decir, que no sólo sea un colegio moderno, sino que lo parezca. No suelo ser amigo de las medidas electoralistas de rebaja de impuestos/cuotas/tasas/etc., si no están motivadas por razones objetivas de aprovechamiento de recursos; no me importa pagar una determinada cuota siempre y cuando considere que cumple una finalidad justificada, habiendo reciprocidad entre lo dado y lo recibido, algo que a dí­a de hoy, creo, (y de nuevo hablo de percepción), no ocurre.

Al igual que Javier Muñoz, no veo por qué el Colegio tenga que subvencionar actividades totalmente ajenas a la finalidad colegial; entiendo que es positivo que el Colegio preste servicios adicionales a los colegiados, aunque estos no deben sufragarse, ni siquiera parcialmente, con las aportaciones de los propios abogados.

Me gusta la iniciativa del Equipo Cremades de utilizar las nuevas tecnologí­as como medio para prestar un servicio más personalizado, para facilitar la formación y actualización de los colegiados, y para crear una sensación de comunidad en esta época en la que las redes sociales están alcanzando tanta notoriedad. La creación del «Abogado 2.0«. El problema que a priori se plantea es la adopción de los colegiados de estas nuevas herramientas, sobretodo en un paí­s como España donde si la brecha digital es grande en general, en el sector de la abogací­a es abismal (conozco abogados que todaví­a redactan contratos y demandas a mano).

En nuestra mano está cambiar los problemas de los que nos quejamos a diario.

5 Comments

  1. Bueno, creo que la sensación de la mayoría de abogados de España respecto a su colegio es similar. También habría que reflexionar si parte de esto es culpa de nuestro propio carácter, en general poco dispuestos a colaborar, poco participativos y enemistados los unos con los otros. Somos un colectivo difícil, pienso, y eso no ayuda.

  2. Qué lástima que no coincidiéramos Andy, yo estuve en el encuentro del lunes. Me pareció muy interesante la presentación de Javier Cremades y veo que lo tiene bien enfocado: equipo (sin divismos), innovación y retroalimentación con los colegiados a través de la tecnología. Sumando los méritos propios a los deméritos ajenos (las demás candidaturas van a remolque, y alguna ¡ni siquiera tiene una web!) creo que esta candidatura se ha ganado el título de favorita….

  3. Supongo que me meto en camisa de once varas, no conozco a Javier Cremades más que de nombre y no tengo motivos para dudar de su valía ni de su experiencia. Pero sí de su posicionamiento en temas «tecnológicos», por eso cuando comentas

    Me gusta la iniciativa del Equipo Cremades de utilizar las nuevas tecnologías como medio para prestar un servicio más personalizado, para facilitar la formación y actualización de los colegiados

    me da miedo pensar que eso que dices es una idea fantástica, pero que Javier Cremades es un abogado a sueldo de Microsoft España (entre otros clientes que supongo que tendrá), por quien ha dado la cara numerosas veces argumentando falazmente

    No sé si es precisamente el que lleve modernidad… o más concretamente, no sé qué tipo de modernidad (siempre se puede modernizar algo, lo que no implica que vaya a mejor).

    PD. Espero que el viaje de vuelta os fuera bien, el nuestro no fue mal 🙂

  4. Creo que la apuesta por las nuevas tecnologías para la modernización del colegio es fundamental. Sin embargo, no debemos olvidar que estas no son más que una herramienta y el colegio una institución que renovar. El colegio debe ser un lugar de encuentro, debe encontrar su sitio en la Administración de Justicia, debe posicionarse ante las cuestiones políticas y sociales que afectan a la profesión en España… y para todo eso hace falta algo más que una imagen diámica y tecnológica. Es necesario una Junta sólida, que vele por e interés del colectivo, ajena a intereses economicos y/o extranjeros, fuerte y con autoridad.

    En cuanto a la bajada de cuotas, soy tremendamente escéptico de cómo mantener el sistema de «asistencia jurídica» y otros servicios, que siendo bandera de prestigio del colegio se nutre en gran parte de las aportaciones de los colegiados. Que los abogados nos posicionaramos hacia su desaparición o privatización sería una deslealtad hacia una sociedad que debe percibir,por encima de todo, la función social de nuestra profesión.

  5. Hay que desarrollar un colegio de abogados que consiga numerosas colaboraciones con instituciones públicas y privadas destinadas a la construcción de una sociedad civil más sólida y activa.

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