¡Vámonos de Party!

El verano es época de sol, bañador, vamos-que-no-conseguimos-un-hueco-en-la-playa y por supuesto de «parties«, que para los más legos, son concentraciones de internautas en un mismo espacio (entiéndase fí­sico) con el único ánimo de pasar un buen rato conectado a Internet para jugar en lí­nea, investigar y descargarse todo lo que se pueda. Todos los medios de comunicación coinciden en un dato: 3,7 Gb de ancho de banda y 80 Gb de backbone, lo suficiente para descargarte una pelí­cula en varios segundos, titular de Cinco Dí­as

«Veinte segundos para bajarse una pelí­cula«

El titular es desde luego directo, capaz de captar la atención del despistado lector que pasa las páginas (fí­sicas o virtuales), intentado conseguir una noticia en la que detenerse a leer. Un electricista de Zaragoza dice:

«Te puedes descargar de todo. Yo al cuarto dí­a no sabí­a qué más bajarme. Hay gente invitada por el Campus que son bibliotecas humanas, tienen de todo, se vienen con dos cpu y miles de datos»

En Hoy Digital te dan consejos, citando la web www.spacebom.net:

Si vas dispuesto a «bajartelo todo» yo que tu iria preparando ya una lista con la música, pelí­culas, documentales, programas etc que quiero bajar, lo que te piden tus amigos por ser tan friki, etc. ¿Por qué? pues porque el tercer dí­a, cuando ya hayas llenado 200 GB de «basura» (como una pelí­cula se te descarga en unos 10 segundos por la interna te bajas hasta Heidi) ya no sabrás ni que descargar: pensarás que no existe nada más en internet, solo te acordarás cuando el último dí­a desenchufes tu PC: ¡haz una lista!

Es evidente que la Organización de Campus Party (y de cualquier otra Party en general) saben perfectamente que una gran parte del ancho de banda facilitados por ellos va a ser utilizado para intercambiar obras protegidas por derechos de autor, de hecho, jugar online y la descarga de material protegido son las actividades que verdaderamente consumen toda la infraestructura montada. Pero, ante semejante ancho de banda, ¿quién se resiste?

En estos momentos me acuerdo de varios artí­culos de distintas leyes de nuestro paí­s:

«Artí­culo 138 de la Ley de Propiedad Intelectual. Acciones y medidas cautelares urgentes.

(…)Tanto las medidas de cesación especí­ficas contempladas en el artí­culo 139.1.h) como las medidas cautelares previstas en el artí­culo 141.6 podrán también solicitarse, cuando sean apropiadas, contra los intermediarios a cuyos servicios recurra un tercero para infringir derechos de propiedad intelectual reconocidos en esta ley, aunque los actos de dichos intermediarios no constituyan en sí­ mismos una infracción, sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico. Dichas medidas habrán de ser objetivas, proporcionadas y no discriminatorias.»

Así­ es como quedó el artí­culo 138 de la LPI tras la reciente aprobación de la Ley 23/2006 que modificaba dicho texto normativo.

Imagináos por un momento que se limitan este tipo de redes de intercambio de archivos de tal forma que solo es posible descargar datos cuyos titulares de derechos han dado su consentimiento; que los internautas, en vez de recurrir a las canciones de los artistas bajo respaldo discográfico, se descargan pelí­culas y discos de gente con menos apoyos de multinacionales y que ofrecen su música gratuitamente; y que los usuarios de la Campus utilizan ese ancho de banda para investigar, dicen ¿qué podemos hacer con esta conexión?

¿Qué escenario es más propicio para el avance de la sociedad, el actual o el hipotético que planteo? Pero el que propongo no interesa a nadie, ni a los internautas que prefieren en un alto porcentaje música «comercial», ni a los organizadores, que se benefician directamente de las infracciones cometidas por el enorme aliciente que ellas suponen para la popularización del evento.

¿Qué serí­a de una Party sin posibilidad de intercambio de archivos protegidos? Quizás sea el resurgir de un nuevo tipo de Party, quizás se utilizarí­a para fines más productivos y quizás saldrí­an muchos grupos «copyleft» a los que la posibilidad de descargarse música comercial les está haciendo un flaco favor, el mismo que a quien no desea que su obra circule descontroladamente por ahí­.

En un sitio describí­an cómo fue la primera Party hace 10 años, pero ¿cómo será dentro de ese mismo tiempo? ¿habrá cambiado algo?

One Comment

  1. pues la SGAE está de patrocinadora por segundo año consecutivo… supongo que recopilando datos para una futura intervención judicial.

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