Ya he comentado alguna que otra vez la situación de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, esa agencia especializada de las Naciones Unidas para desarrollar un sistema justo y accesible de derechos de propiedad intelectual (en su concepto anglosajón, con patentes, marcas, derechos de autor y conexos, y diseños industriales) en todo el mundo.
Ayer, y tras una intensísima votación, El Comité de Coordinación de la OMPI nominó al Dr. Francis Gurry, un «hombre de la casa», nuevo Director General de la organización, puesto que deberá ser refrendado por la Asamblea General, lo que ocurrirá en su próxima sesión anual de finales de septiembre para que tome posesión de su cargo el 1 de octubre de 2008.
Sobre el futuro nuevo director general, es australiano, licenciado en derecho, master en leyes y doctor en filosofía. Su perfil profesional se acerca más a la propiedad industrial que a la intelectual, ya que desde 2003 ha sido adjunto al director general, encargado del Patent Cooperation Treaty (PCT), legislación en materia de patentes, conocimiento indígena, y de recursos genéticos, entre otros. Dentro de sus logros está poner en marcha el «the WIPO Arbitration and Mediation Center» que, en mi opinión, es de lo poco que funciona medianamente bien dentro de la OMPI últimamente.
Viendo las crónicas de esta elección, parece que hubiese sido obra de un guionista de cine, con una interesante ronda de eliminaciones de los 15 candidatos originales, hasta imponerse Gurry por tan sólo un voto de diferencia (42 – 41) a Graí§a Aranha, que al igual que su oponente, lleva muchos años al servicio de la OMPI. Dicen los comentaristas que cuando se supo el resultado de la votación, un miembro de su equipo corrió por los pasillos gritando «¡Viva Gurry!». De cine, vaya.
Pero Gurry no se va a encontrar a una OMPI en sus mejores momentos ni mucho menos, más bien todo lo contrario. La OMPI debe asumir de una vez por todas su papel conciliador y reconciliador en estas materias tan controvertidas, y coger de una vez por todas el toro por los cuernos y afrontar multitud de reformas en sus tratados que obliguen a los estados miembros a adecuar sus legislaciones a los cambios tecnológicos ocurridos en los últimos años.
Si hace más de 10 años la OMPI se adelantaba aprobando Tratados que, de mejor o peor manera, prevenían lo que se nos veía encima con esto de la sociedad de la información, en este tiempo ha demostrado su total ineptitud para adecuar los mismos a la verdadera realidad de esta era tecnológica, tarea que como digo, debe ser emprendida con celeridad para recuperar el prestigio perdido en los últimos años.
Y en materia de propiedad industrial, las perspectivas no deben ser diferentes; aunque las legislaciones nacionales en materia de patentes son hasta cierto modo similares, la interpretación judicial que se ha hecho de las mismas en cada país nos ha llevado a una situación de desarmonización crítica para el desarrollo de la tecnología.
Aquí un enlace a la Agenda de la OMPI, 45 puntos que parecen sacados de un programa electoral.
Desde aquí le deseo mucha suerte al Dr. Francis Gurry, y espero que dentro de unos años, cuando hablemos de su posible reelección, podamos decir que ha hecho el trabajo que le exige su cargo.
La OMPI tiene un trabajo chungo, empezando por la posible armonización de los plazos que una obra genera derechos de autor y llegando hasta la particular visión de la propiedad intelectual que tienen en China. Pero en internet es donde se va a combatir con más saña. La pelea entre legislaciones no ha hecho más que empezar y no parece que la OMPI sea el organismo adecuando para ello, al menos con su regulación actual.
Saludos